¿Cuál es el intervalo correcto de espera para una cita?

 Charles Darwin decía que "el tiempo es la cosa más valiosa que una persona puede gastar" y eso es algo en lo que todos deberíamos de coincidir. Hoy, cuando parece abolidas todas las reglas de etiqueta, es fundamental rescatar la puntualidad por dos sencillas razones: aprovechar el tiempo y mostrar respeto a los demás. El margen permitido de tolerancia (para llegar y esperar) es de 15 minutos; si por algún motivo nos retrasamos más, hay que llamar para informar a quién nos espera lo que ocurre y no hacerle pensar que olvidamos la cita. Por otra parte,  es igual de importante no llegar antes de la hora de la hora pactada - por ejemplo a una casa donde nos han invitado -, pues podemos interrumpir algún compromiso anterior o encontrar que la persona aún no está lista. En aquellos compromisos que aclaran a qué hora inician y concluyen (por ejemplo, las recepciones de embajadas), es indispensable respetar la duración estipulada - estas reglas también son aplicables en compromisos oficiales y laborales -. Curiosamente varios estudios señalan que, Aunque existan dichas normas, Hay ciertos factores psicológicos que promueven los retrasos involuntarios. Quizás llegar tarde sea un acto grosero, pero hay muchas personas que lo hacen porque desarrollan esté mal hábito desde que eran niños y ahora enfrentan un problema crónico. Generalmente perciben el tiempo de manera diferente y se sienten atraídos a la adrenalina generada tras llegar tarde. Incluso, no se motivan si no existe un plazo de tiempo inminente o una crisis en el horizonte. Afortunadamente Existen algunas soluciones para corregir esta guerra contra el reloj que incluye medir con anticipación el tiempo de las rutinas y los traslados, enlistar los beneficios de la puntualidad, eliminar pendientes no prioritarios que nos atrasen y organizar, sin prisas, cada día con límites de tiempo para cada actividad.

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